Pasmada. Dicen mis amigas que así me ven. Pasmada, pienso. Quieta. Atónita. Estupefacta. Te quedaste como en pausa, me dicen. Han pasado 36 días desde que empezamos a encerrarnos. Han sido complejos, trastornados y trastornantes. Aprieto los dientes. Cuesta trabajo expresar tormentos. Duermo mucho. Duermo mal. Un agotamiento nos invade por horas. Se necesitarán vacaciones del encierro que no sabemos si un día termine del todo. Recién vamos conociendo una nueva forma de vida. Y de muerte. Ahí están los libros, los discos, los cuadernos en blanco listos para ser llenados. Ahí están los utensilios y los ingredientes listos para ser cocinados. Las telas que se pueden bordar. Los lienzos que se dejan acariciar por el pincel. Ahí están las rosas, abriéndose, en su majestuoso color, listas para ser retratadas. Tan basta nuestra posibilidad de producir algo, lo que sea, lo mínimo o lo máximo pero algo. Algo que nos haga sentir útiles, algo que nos deje en claro que estamos aquí para ...
I enshrouded myself into a large song without any metric I mumble words of intensive tattle; this is my song and then no more No more accusing or provoking chaos smoothly sounds of joy There are the whisperings of my remembrances in your nights I wish to be absented of the lacerate everybody’s song In the complete silence of your breath, of your spicy humors to compose me A song without a word Without any word of vacuity A window trough my walk, walking wiry Papyrus of my dreams, anxiety in my bones, burning Slowly burning of ensemble voices, vanishing in a strenuous mean Concomitant evocation of my giddiness My song is not full of words but of sounds Exacerbation of my head Pleasure at my hands At my feet Continual nirvana of delight Together with me just these whirling temptations Of shock At my feet, specially there Where my whole relies on Mi song is not a song but a confluence of sounds All around! All, all around!
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